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La alegría sobre ruedas: el viaje de Nicolás Castañeda

Viernes, Enero 29, 2021 - 10:00
La biblioteca hace cambios, siembra cultura, amor y nuevas oportunidades, a pesar de los obstáculos. Conoce a Nicolás Castañeda, un usuario frecuente de la Biblioteca Pública Manuel Zapata Olivella

El siguiente BibloReportero fue escrito por Diana Patricia Guerrero, Auxiliar de la Biblioteca Pública Manuel Zapata Olivella y hace parte de un proceso de escritura liderado por la oficina de Divulgación y Prensa de BibloRed.

Nos interesa conocer los usuarios, espacios e historias de BibloRed, desde la experiencia de nuestros colaboradores y además, reforzar ejercicios de escritura y lectura conjunta. Les invitamos a conocer esta historia. 

Por: Diana Patricia Guerrero

Como todos los jueves, Nicolás Castañeda asiste a la Biblioteca Pública Manuel Zapata Olivella - El Tintal. Pasa su tiempo en la Bebeteca, una sala donde el suelo está cubierto por un tapete verde con dibujos animados. Él siente que está en un campo de fútbol y esto es perfecto, porque ese es su deporte favorito, por ello siempre anda con un balón sobre sus piernas.

En el lugar hay libros de tela, juguetes y dibujos pintados en la pared que representan con sus colores vivos un espacio didáctico y creativo. Son las 11:00 a.m. y mientras espera con ansiedad, sentado en una silla con ruedas, Nicolás saluda a cada uno de los que ingresan al lugar. Veo su sonrisa tan peculiar, no necesita palabras para comunicarse, su expresión y sonidos son suficientes para que todos quieran responder:  Buenos días Nicolás.

Inicia la actividad, ahí está él, un joven con alma de niño, rodeado de bebés y sus padres que lo integran sin novedad. Sus gestos son de alegría, pues es momento de interpretar una canción con maracas, panderetas y tambores. Él intenta tomar la maraca, es su favorita para llevar el ritmo de la canción. 

“Este el baile del esqueleto

Mueve la cintura, no te quedes quieto

Y si este ritmo para de sonar

Yo me congelo en mi lugar. “ 

Todos cantan, todos ríen. A sus 20 años, Nicolás disfruta como un niño más en la bebeteca. Una vez terminada la música , se acomoda para escuchar un cuento: “Vamos a cazar un oso” (Rosen, 1998) que de inmediato atrapa su atención.

Tal vez imagina lo que va ocurriendo durante la lectura, pues sus ojos y su boca hacen movimientos, como intentando participar con sonidos de los diferentes escenarios que describe el texto.

Acaba la actividad y él se despide con una cara feliz tras haber escuchado aplausos, música y un cuento maravilloso donde los personajes eran niños huyendo de un animal que se escondía en una cueva oscura y miedosa.

Aún no quiere ir a casa, así que se dirige a la Ludoteca. Allí encuentra juegos llamativos con los que disfruta un buen rato. Al entrar fija sus ojos en la joven de cabello crespo que cuida el lugar, tirando besos a modo de coqueteo, un buenos días expresa a la auxiliar. Allí pasa el tiempo hasta que llega la hora de salir y volver a casa luego de una gran aventura en la biblioteca. 

Aquel fue un día maravilloso. De esos que ya no volverán pero que se guardan en el cajón de los recuerdos. De esos días que motivan para seguir abriendo las puertas de un espacio que crea historias y da oportunidad, la biblioteca.

Nicolás cambió el amor del fútbol por el amor a la biblioteca. Según Ninfa Moreno, su cuidadora, este se convirtió en su lugar favorito. Le gustaba compartir con los niños, sus padres, escuchar las canciones infantiles e incluso llevar cuentos a casa. 

Su amor por la Biblioteca Pública Manuel Zapata Olivella - El Tintal dejó huella en todos aquellos que vemos en los procesos culturales un aliciente. La parálisis en el cuerpo de Nicolás no fue impedimento para sus visitas, para su alegría o para mostrarnos que siempre se puede disfrutar la lectura de un cuento o la visita a un lugar que es para todos. Este es su homenaje.